Cecilia Roth recibió el Premio Cervantes representando a la uruguaya Cristina Peri Rossi
En Madrid, le actriz argentina representó a la poeta uruguaya leyendo un discurso —escrito por la escritora— con fuerte contenido antibelicista y feminista, contra la violencia institucional y el machismo.
Cecilia Roth recibió en nombre de la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi la Medalla del Premio Cervantes de Literatura, en un acto celebrado este viernes en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, en Madrid.
Por problemas de salud que la tienen convaleciente en Barcelona —donde vive desde hace años—, la poeta y escritora no pudo concurrir a la capital española para el acto formal de entrega del premio de manos de los reyes de España, por lo que fue representada por la actriz argentina.
En el discurso leído por Roth, la poeta galardonada hizo un repaso a su pasado marcado por el exilio y la influencia de lecturas como ‘El Quijote’, reconoció que a veces se le «ensombrece el ánimo por el miedo a que la maldad y la violencia sean una constante de la existencia humana y la lucha entre el bien y el mal se eternice».
«El siglo XX empezó casi con una Guerra Mundial y terminó con otra local, la de los Balcanes», recordó la autora, de 80 años, y añadió además que hay otro riesgo a que esa lucha entre el bien y el mal también «sea ridiculizada, como ocurre en el mismo libro de Cervantes», al rescatar palabras del poeta Paul Valery.
«La guerra es una masacre de personas que no se conocen en beneficio de personas que se conocen pero no se masacran», citó la autora uruguaya, matizando no obstante que la escucha de un aria de ‘Sansón y Dalila’ o de la canción ‘Algo contigo’ de Susana Rinaldi le hace «recuperar una parte de la fe en el bien».
«Mientras algunos se dedican fanáticamente a hacerse ricos y a dominar las fuentes del poder, otros, nos dedicamos a expresar las emociones y fantasías, los sueños y los deseos de los seres humanos», señaló para luego precisar que «los motivos de las guerras parecían siempre los mismos: el ansia de poder y la ambición económica». «Algo típicamente masculino», añadió.
Peri Rossi señaló que su exilio de la dictadura uruguaya llegó porque, «como Casandra, había advertido y denunciado su llegada», y recordó que «como castigo, mis libros, y hasta la mención de mi nombre fueron prohibidos; salvé la vida milagrosamente y vine a parar a España, donde otra feroz dictadura oprimía la libertad», explicó.
«El mundo parecía un lugar muy peligroso fuera de Montevideo», afirmó la narradora, ensayista, poeta y traductora que, por su activismo político en movimientos de izquierda y de género fue perseguida bajo el Gobierno dictatorial de Uruguay y también en la España de Francisco Franco, lo que la llevó a radicarse a París unos meses donde se hizo amiga de Julio Cortázar.
Ante este panorama, convirtió «la resistencia en literatura, como hicieron tantos exiliados españoles», dijo la uruguaya nacida en Montevideo, cuyas obras fueron traducidas a más de 20 idiomas, y entre las que se destacan ‘La nave de los locos’, ‘Estado de exilio’, ‘El amor es una droga dura’, ‘La insumisa’, ‘Habitaciones privadas’, ‘Cuando fumar era un placer’, ‘Babel bárbara’ y ‘Playstation’, que le valió el Premio Loewe de Poesía, uno de los más destacados del género.
«La literatura es compromiso ya lo dijo Jean-Paul Sartre y compromiso es todo, desde un artículo contra Putin o un homenaje a las mujeres violadas y martirizadas en Juárez, hasta los relatos de Cortázar», destacó la autora de ‘La insumisa’, que también hizo un alegato feminista a través del personaje cervantino.
«Yo misma me irritaba cuando Don Quijote confundía molinos con gigantes, y llegué a pensar que Cervantes en realidad ridiculizaba a su personaje para probarnos que la empresa de cambiar el mundo y establecer la justicia era un delirio. Hasta que en los capítulos XII, XIII y XIV del libro me encontré con el relato y el discurso de Marcela», manifestó.
Para Peri Rossi, Cervantes «desacraliza la belleza como atributo femenino», y convierte a Marcela en una heroína trágica. «Para conservar su libertad frente a los hombres que quieren poseerla, dominarla, renuncia a la vida social, aislándose del mundo, huyendo de los hombres. Por supuesto, esta heroína, posteriormente, sería calificada de histérica, frígida y neurótica al no asumir el rol que le asignaba la sociedad patriarcal», lamentó.
Es por ello que entiende que la «comprensión» que manifiesta Don Quijote hacia un personaje femenino real hacía pensar que «la locura puede ser un pretexto de exclusión de aquellos que esgrimen verdades incómodas». «Es una lección que evidentemente aprendí, pagando un precio muy elevado, hasta el día de hoy, pero si volviera a nacer, haría lo mismo», añadió.
Además, reivindicó el sentido del humor como «el sexto sentido de la literatura» y rechazó una literatura «solemne. La vida puede ser una tragedia, un drama, pero se puede ironizar y satirizar sus hábitos y costumbres», concluyó.
Al conceder el galardón más importante a las letras en lengua castellana, en noviembre del año pasado, el jurado reconoció en Peri Rossi “la trayectoria de una de las grandes vocaciones literarias de nuestro tiempo y la envergadura de una escritora capaz de plasmar su talento en una pluralidad de géneros”.
“La literatura de Cristina Peri Rossi es un ejercicio constante de exploración y crítica, sin rehuir el valor de la palabra como expresión de un compromiso con temas claves de la conversación contemporánea como la condición de la mujer y la sexualidad. Asimismo, su obra, puente entre Iberoamérica y España, ha de quedar como recordatorio perpetuo del exilio y las tragedias políticas del S. XX”, añadió el jurado.